Una niña de tan solo 12 años fue víctima de una violación brutal en una comunidad campesina de Ayacucho. Tras no recibir a tiempo el kit de emergencia, quedó embarazada y se le negó el aborto terapéutico, a pesar de que es legal en el Perú desde hace más de un siglo. Mientras tanto, sus agresores están en libertad con comparecencia restringida, mientras ella se encuentra en un refugio estatal.
La historia de esta niña, a la que llamaremos 'Rosa' para proteger su identidad en el expediente judicial en curso, es una tragedia que destapa las profundas fallas de nuestro sistema legal y de salud.
'Rosa', una niña quechuahablante de 12 años del centro poblado Añaycancha en Ayacucho, fue atacada por dos hombres mientras caminaba en la oscuridad. Cleymer Máximo Ayala Prado (19 años) y Cesario Ayala Cisneros (25 años) la agarraron por la fuerza, tapándole la boca y la arrastraron a una vivienda deshabitada donde perpetraron la violación.
Los agresores, tras cometer el horrendo acto, huyeron dejando a 'Rosa' semidesnuda y atada. La niña, que había quedado a cargo de sus familiares después de la muerte de su madre, se encontraba ahora en un refugio estatal, víctima de múltiples violencias.
La historia de 'Rosa' es una historia de negligencia, estigmatización y desprotección por parte de las autoridades. A pesar de las pruebas contundentes de la violación, uno de los agresores fue liberado bajo comparecencia restringida, mientras que el otro solo enfrenta cargos por tentativa de violación.
Lo más alarmante es que, pese a estar amparada por la ley, a 'Rosa' se le negó el aborto terapéutico, incluso cuando su vida estaba en riesgo debido al embarazo producto de la violación. Las autoridades y el sistema de salud fallaron estrepitosamente en protegerla y garantizarle sus derechos.
El caso de 'Rosa' es un reflejo de la desigualdad y la violencia que sufren las niñas y mujeres en nuestro país. Es una llamada de atención urgente para reformar nuestro sistema legal y de salud, y garantizar que todas las víctimas de violencia sexual reciban la atención y protección que merecen.
Esta historia nos recuerda la urgente necesidad de construir una sociedad más justa y equitativa, donde todas las personas, independientemente de su género o edad.