Un poderoso terremoto de magnitud 6.8 sacudió la región autónoma del Tíbet en China el 7 de enero de 2024, dejando un trágico saldo de al menos 95 personas fallecidas y más de 130 heridos. El epicentro del sismo se localizó en el condado de Tingri, cerca de la frontera con Nepal, una zona conocida por su belleza natural y por ser punto de partida para ascensiones al monte Everest.
La violencia del terremoto provocó el derrumbe de numerosas viviendas y estructuras, generando una emergencia humanitaria de gran magnitud. Las autoridades chinas han desplegado equipos de rescate para atender a los afectados y buscar a posibles sobrevividos entre los escombros. Además, se han registrado numerosas réplicas, lo que dificulta las labores de socorro.
Este trágico evento se suma a una serie de sismos que han azotado a China en los últimos meses. A finales de 2023, otro terremoto de magnitud 6.2 en la provincia de Gansu causó la muerte de 126 personas, lo que subraya la vulnerabilidad de algunas regiones del país ante estos fenómenos naturales.
El Tíbet, una región autónoma de China, posee una gran importancia cultural y religiosa. Shigatse, una de las ciudades más importantes de la región, alberga el monasterio de Tashilhunpo, residencia del Panchen Lama, la segunda figura más importante del budismo tibetano después del Dalai Lama. La elección del Panchen Lama ha sido objeto de controversia entre el gobierno chino y los líderes espirituales tibetanos en el exilio.
La región tibetana ha experimentado un intenso desarrollo económico en las últimas décadas, impulsado por políticas gubernamentales que buscan integrar la región al resto de China. Sin embargo, este proceso ha generado tensiones sociales y políticas, y ha sido objeto de críticas por parte de organizaciones internacionales que denuncian violaciones de los derechos humanos.