En un giro sin precedentes, Ecuador enfrenta una profunda crisis del narcotráfico que ha llevado al presidente Daniel Noboa a declarar el estado de excepción y reconocer la existencia de un "conflicto armado interno" en todo el país. La detonante de esta medida fue la fuga del líder de Los Choneros, conocido como "Fito", una banda vinculada al Cártel de Sinaloa y relacionada con el asesinato del político Fernando Villavicencio en agosto pasado.
La situación se ha agravado con la toma de seis cárceles por parte de los presos y la incursión de un grupo armado en las instalaciones del canal de televisión TC. Ecuador, que ya experimentó el año 2023 con el mayor número de homicidios registrados en su historia, enfrenta una crisis económica, sobrepoblación carcelaria y pugnas por las rutas del narcotráfico que han exacerbado la violencia del crimen organizado.
El estado de excepción, aunque no es nuevo en Ecuador, adquiere una dimensión diferente al reconocer un conflicto armado interno. Esta medida autoriza la movilización total del Ejército y el uso de armas letales, reflejando la gravedad de la situación.
Ecuador se ha convertido en un punto clave en las rutas de distribución de cocaína hacia Estados Unidos y Europa, siendo utilizado por cárteles mexicanos y la mafia albanesa. La crisis actual destaca la impunidad de los grupos criminales y la urgencia de abordar los problemas estructurales que facilitan su actividad.
Con el tiempo limitado de su mandato, el presidente Noboa se enfrenta a una presión significativa para encontrar soluciones rápidas y efectivas. Se espera que la estrategia adoptada sea similar a la "bukelización" de América Latina, refiriéndose a la mano dura implementada por Nayib Bukele en El Salvador. Sin embargo, la experiencia muestra que esta táctica, aunque puede enfrentar a los criminales a corto plazo, necesita estar respaldada por una estrategia integral para abordar las causas subyacentes de la crisis.
La crisis en Ecuador no solo representa un desafío interno, sino que también destaca la naturaleza transnacional del narcotráfico, lo que podría llevar a una mayor colaboración regional para abordar este problema generalizado en América Latina.