En una ceremonia atípica, Daniel Noboa, de 35 años, hijo del millonario Álvaro Noboa, tomó juramento como presidente de Ecuador en la Asamblea Nacional. Acompañado por la vicepresidenta, Verónica Abad, Noboa se comprometió a liderar el país durante los próximos 18 meses en una ceremonia que rompió con la tradición de discursos extensos.
En un discurso conciso de apenas siete minutos, Daniel Noboa destacó su posición como un líder pro-Ecuador y no anti-nada. Rompiendo con los esquemas políticos tradicionales, enfatizó la importancia de la juventud y expresó su creencia en la fuerza de una nueva generación. "Creo en la fuerza de la juventud y a muchos les costará encasillarme en viejos paradigmas políticos o ideológicos", afirmó.
El nuevo presidente se dirigió a legisladores que representan lo que él llamó "viejos paradigmas" y que fueron destituidos por el decreto presidencial emitido por el saliente presidente Lasso en mayo. Aunque no reveló la composición completa de su gabinete ministerial, destacó la necesidad de romper con las políticas del pasado para construir un nuevo Ecuador.
En cuanto a las prioridades de su mandato, Noboa anunció que la seguridad sería un tema central. Propuso abordar la inseguridad mediante la creación de empleo y anunció reformas urgentes que serán enviadas a la Asamblea. Aunque no proporcionó detalles específicos sobre la reforma tributaria, se espera que sea uno de los primeros documentos enviados al Legislativo.
El nuevo presidente hereda un país con desafíos significativos, incluido un déficit fiscal de más de 3.200 millones de dólares, un alto nivel de endeudamiento, problemas en el suministro eléctrico y una crisis de seguridad con una de las tasas de criminalidad más altas del mundo. Daniel Noboa se despidió apresuradamente con un llamado a la acción: "¡Manos a la obra y a trabajar, que viva el Ecuador!"